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La matemática es una materia de importancia capital en la comprensión de los procesos reales de los que se ocupa cualquier ciencia pura o aplicada. Este es un libro en el que se ha realizado un esfuerzo considerable para explicar las cosas de una forma lo más clara posible.
Este es el hilo conductor en las exposición de las teorías básicas del Álgebra Lineal, porque si a la dificultad intrínseca de las ideas en las que se basan las matemáticas, se le añade el idioma estructurado que le es propio, se le está añadiendo una dificultad más, es decir, que es necesario una traducción a nivel de ideas de lo que en términos rigurosos se haya perfectamente estructurado, pero que para una persona que se inicia en estos estudios le resulta a veces de una gran complejidad entender y que en ocasiones le incita a dejar esta materia en aras al estudio de materias más comprensibles, trastocando su vocación inicial de ser economista, ingeniero o científico, por otra carrera, cuando en realidad lo único que ocurre es que su escasa preparación en matemáticas básicas le hace concluir que no está capacitado para estos campos del saber.
Éste no es un libro de grandes teorías, ni siquiera un libro completo que incluya todos los teoremas relativos al tema, sino simplemente un libro para aprender a manejar con cierta soltura las matrices, de forma que constituya un MÉTODO DIDÁCTICO para enseñar este tipo de matemáticas de forma fácil y sistemática. Además es un LIBRO SECUENCIAL, por tanto conviene no avanzar excesivamente si no se tienen bien cimentado los conocimientos anteriores. Este es, por tanto, un libro que sólo pretende un objetivo: ENSEÑAR A OPERAR CON MATRICES. Para ello se ha insistido en las simplificaciones, que han sido realizadas con todo lujo de detalles.
Además es un LIBRO AUTODIDÁCTICO, de forma que lo que pretende es facilitar el estudio de los diversos tipos de matrices que aborda, de forma que no se necesite ayuda alguna para su comprensión, por lo se ha utilizado la literatura más sencilla posible, aunque en ocasiones resulte prolija, pero se ha seguido el consejo del genial físico teórico L. Boltzman que dijo: “Cuando se hace ciencia, la elegancia se dejará para sastres y zapateros”.