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Hace más de treinta años Carlos Pujol publicaba con Ediciones Rialp La casa de los santos.
Un santo para cada día del año. Enseguida se convirtió en un título muy popular.
En muchas casas se recuerda ese volumen con un aldabón en la portada, como puerta de entrada de casa acogedora.
Un buen puñado de relatos que son parte de nuestro patrimonio narrativo. Lamentablemente el libro llevaba varios años descatalogado y era prácticamente imposible encontrarlo en las librerías de viejo.
En el prólogo de aquella edición, Carlos Cardona, buen amigo de Pujol, subrayaba que esa recopilación de vidas de santos, ordenadas según el calendario y según el día que la Iglesia celebra cada uno de ellos, afirma la constancia de Dios en la vida de los hombres: una tangencia d ...