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Cuando los alumnos comienzan a estudiar en la universidad, se suelen encontrar, con estupor, que sus conocimientos se les quedan escasos, que no les alcanzan; nos estamos refiriendo a las matemáticas, pero nos maliciamos que algo parecido ha de ocurrir con otras materias.
Ya en la universidad, descubren que hay algunas cuestiones, quizá bastantes, que debieran dominar y, sorprendentemente para ellos, las desconocen o, al menos, saben de ellas menos de lo que están necesitando.
Las tales carencias varían notablemente, dependiendo del instituto o colegio donde estudiaron y de la facultad o escuela en la que ahora estudian.