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Los fondos eclesiásticos conservados en nuestros archivos han llegado incompletos, desestructurados y dispersos. El convulso siglo XIX, la guerra y la desamortización fueron agentes decisivos, pero no los únicos. En las propias instituciones, las necesidades cambiantes, pragmatismo, expurgos, pésimas condiciones, incuria y abandono fueron causando no pocas pérdidas ya desde los siglos medievales. Organizar y preservar los archivos patrimoniales y administrativos del Antiguo Régimen era prioritario en tiempos de cambio o crisis: facilitaba la gestión y el control patrimonial, permitía justificar propiedades y derechos en caso de litigio, y garantizaba, en suma, la supervivencia de las instituciones. Más allá del peso de la tradición, los documentos proporc ...